Militar bajo el estandarte de la cruz: el inicio de la Semana Santa

Entre los soldados que han dejado el ejército, sobre todo entre aquellos que tuvieron combates, se da un fenómeno muy especial: son incapaces de re-adaptarse a la vida civil. Alguna vez, un exmilitar amigo mío me confesaba que los valores y las actitudes que se viven en el mundo “normal” no son satisfactorios para un soldado. No hay honor, no se cumple con la palabra, no hay camaradería, no hay confianza de unos con otros. Parecería como si vivir en el ejército fuera algo que pide una completa consagración: ver el mundo con los ojos del ejército, ver el trabajo, las relaciones, y toda la vida humana desde su perspectiva.

Por eso, San Ignacio de Loyola define al cristiano convencido como alguien que “milita bajo el estandarte de la cruz”. Quiere decir que el cristiano incorpora en sí mismo un modo de vida marcado por la cruz. La Semana Santa es la fiesta central de los cristianos porque nos recuerda en qué consiste este modo de vida.

¿A qué se refiere la cruz de Jesús? No se refiere al sacrificio como tal. Más bien, se refiere a la vida entregada. La cruz nos recuerda el amor incondicional que Dios tiene por cada uno de nosotros, algo que aceptamos con gratitud, pero también que queremos ofrecerlo a otras personas. Entregar la vida hasta el fondo de manera incondicional, eso es lo que define la cruz de Jesús.

Cuando “militamos” bajo el estandarte de la cruz, nos consagramos a esta entrega de manera radical. Vamos construyendo una vida en la que, como me comentaba el exmilitar, somos incapaces de adaptarnos al mundo tal como es porque ya no nos satisface. Quien mejor dibuja esta realidad es San Pablo: se define como alguien “crucificado para el mundo, pero para quien el mundo está crucificado”. Un inadaptado, sí, pero porque se ha entregado por completo a la realidad del Evangelio. Vivir la Semana Santa nos plantea nuevamente la invitación cariñosa y el desafío de militar bajo la bandera de la cruz.



Comentarios

Entradas populares